Un día, un niño llamado Harry y sus dos amigos Agustín y Rai se fueron al cementerio para jugar un rato y ver unos cuantos nombres.
Jugaron y jugaron todo el día y cuando empezó a oscurecer salió un castillo negro, los niños decidieron explorarlo y cuando se asomaron a la ventana más próxima vieron manos salir del suelo. Se asustaron mucho , corrieron y vieron unas armas y las cogieron. Bajaron al cementerio y fueron matándolos. Después de doce horas de guerra, volvieron los zombies a su lugar y el castillo desapareció con sus armas.
Pensaron largas horas en casa de Rai y … ¡BINGO! Los zombies salían cada noche.
Esa noche regresaron al cementerio, entraron en el castillo, cogieron las armas y … ¡GUERRA!.
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